Dedicado a los poetas Gil Scott-Heron y John Cooper Clark
Debajo del más grandioso amor hay un huracán de odio.
Phil Ochs
Ya no sé amar más que con rabia en el corazón
es mi manera de prodigar amor
es mi manera de vencer los dolores
es mi manera de hacer arder las cenizas
a golpes de corazón a fuerza de rabia.
Anna Greki
Odio el Capitalismo,
ese sucio "sistema" de Neerdentales
degenerados por la codicia.
Odio a los cobardes,
los enfermos depredadores
que aún
continúan abusando del más débil.
Odio a los traidores,
los infrafecales,
que subastan al propio hermano
por moneda ensangrentada.
Odio a los asesinos,
a los subhumanos
que extinguen por la espalda
a seres indefensos.
Odio cualquier tipo de prostitución
escupiendo
en la pureza de la especie.
Odio su tecnología estupidizante,
lenvantándonos la tapa de los sesos.
Odio a los racistas,
esos que se avergüenzan tanto de sí mismos
que para sentirse superiores
inventan increíbles discriminaciones
en contra de los seres más bellos de la Tierra.
Odio la injusticia,
grotesca
hasta lo inverosímil
en esta cancerosa sociedad
dominada por la ganancia económica.
Odio a los parásitos,
adoradores del dinero,
ese mediocre fetiche
del ser domesticado.
Odio a la monarquía,
esa retrógrada tradición
que ha devastado
todo lo que existe
con sus lujos depravados.
Odio a los ricachones,
los sátrapas
que explotan impunemente
lo que nos pertenece a todos
para satisfacer su pobre
triste
ego
casi
inexistente.
Odio a la policía,
esos asquerosos matarifes
que reprimen a su propio pueblo.
Odio al presidente en turno,
ese patético payasito
cuyo nombre fue olvidado.
Odio a los pseudopoetas,
pésimos farsantes
que no saben cantar
seductoramente
los sueños profundos
del terco
ser humano.
Odio a los coprófagos
serviles al "amo"
déspotas
con el humilde.
¡Tenemos que pelear!
¡No podemos permitir
que sigan destruyendo nuestro entorno!
Odio,
pero amo y lucho.
Y las ansias
de besar a mi mujer
y de entonar mi canción
no me las quita ningún tipo de amenaza
política
económica
industrial
o militar
A mis hermanos los más jóvenes
les exijo que luchen
de forma majestuosa
que defiendan siempre
su excelsa dignidad humana.
Les demando que luchemos
como dejó escrito mi padre
el poeta Haitiano René Depestré:
La espalda contra el muro del dolor
Enfrentemos a nuestros enemigos
Hagámonos hermanos
de los perros salvajes que aúllan en nosotros
Dejemos que desaten su rabia en nuestras venas
Llevemos todo el odio como el océano
lleva sus peces más feroces
Un hierro rojo en el lugar del corazón llevemos
Estas ya no son manos sino garras
Ya no tenemos bocas sino picos de pájaros de presa
Estamos cubiertos de plumas de águila
Podemos volar, trepar, arrastrarnos, rugir
treparnos a los árboles de la revuelta
Henos aquí ya vueltos tigres ¡Oh! mirad
la maravilla:tenemos la piel rayada
Somos cebras espléndidas
Somos los negros tigres
Somos los comedores de yanquis
Seamos locos de rabia y libertad
Hagamos de nuestro dioses una sola
pata para triturar sus dogmas crueles
Luchemos hasta nuestra última garra
hatiana, mexicana, luchemos hasta nuestra
última brizna de hierba hasta
la última gota de lluvia hasta
la última hoja de nuestros montes
Luchemos hasta perder para siempre
esta pelambre