Iyuu A´o Ada Me´phaa. Timbá Tsína
[Hojas de voz del niño Me´phaa. Núm. 1]
Rí ríga inuu ajngáaló [Lo que hay en nuestra palabra]
Las palabras no son sólo palabras, hay una grieta de tiempo en su ojo, un detrás venido de lejos, de otros pasos, un atardecer a tientas el cuerpo en tu vientre, espina de sol naciente, tienen un recordar el ansia del otate, un esperar en la boca del ave, tierra abierta donde florece la rama y corre tras los que vienen a sentarse tras nuestro. ¿A dónde con tan tanto camino? El agua de vuelta, donde va la palabra, ¿quién trae la cabeza del pueblo?, ¿quién está en la casa del trabajo?, ¿quién se lleva los hijos de este pueblo? La tullida ala vuelca en limones y toronjil el ojo del día, el gorjeo del perón a la voz, el vestido de estrella, que busca, que riñe entre dientes, que clava entre huesos los nombres que faltan, los pasos donde sienta nuestro pie el sordo aleteo. Nosotros, los de la mano oculta entre tierra roja, nacimos red de corola abierta en arruga: la huella de luna, nosotros, como pedazos de serpiente fuimos destazados sistemáticamente por los poderes e instituciones que representan el estado a lo largo y ancho de la historia de Guerrero, estando nuestro cuerpo en los movimientos sociales, surgidos del estómago y ojo de nuestros pueblos en la exigencia justa del respeto a nuestra vida. —“El respeto a nuestros derechos será justicia para nuestros pueblos”, siendo un delito para “esos pocos” seguir los pasos de los nuestros, de los que nos dejaron su lengua y fueron antes que nosotros, ¿y si en este camino encontramos que nuestro camino es otro, como quien dice, nuestra otra política, nuestra otra forma de estar y hacer en la casa del trabajo? —¿Nos juzgarán, nos desaparecerán, nos matarán como siempre han hecho? Y si no queremos ser ni de la izquierda ni de la derecha, ni estar arriba, ni abajo, así como están acostumbrados —esos otros pocos que aparentan ser
muchos— que se les mire, de un solo lado, el de su lado, como “otros” diferentes. Pues, ¡ya basta! ¡estamos hartos! de esta estructura política, de los partidos políticos, del voto electoral, de la falsa “democracia” y del cínico estado de derecho que hoy pregonan y que solo trae represión y muerte para los nuestros.
Nosotros, como pedazos de serpiente estamos moviéndonos, buscándonos, juntando nuestras partes aisladas, para ser el cuerpo que antes fuimos y poder jugar de una vez por todas a la víbora de la mar, en este tiempo de la carne que cubre nuestro hueso, que trastoca el antes y el ahora, en el cual habita la esperanza de nuestra lucha y nuestra muerte, tiempo que para nosotros es un día con sus ojos y brazos y que somos nosotros.
El camino es largo como nuestra propia palabra…