Voy a dejar
que mis versos estimulen un incendio,
quiero hacer arder los sagrados lienzos,
tejidos por finos hilos de sol,
donde Dios con el dedo pinto su templo,
y a todos nosotros
su aborrecible creación
Voy a dejar en el abandono,
el camino sentenciante del cielo,
para dejarme caer
de la balanza de los cósmicos tiempos,
solo para aferrarme al lomo del escorpión,
que me llevara
a las cuencas vacías de los ojos
del dragón,
sacare los cuervos muertos,
beberé de los manantiales del delirio,
comeré del fruto prohibido,
para luego dormir
sobre el follaje del pensamiento,
y ver que en mis manos se escurre
el crimen , el pecado del ensueño.
Aunque me congele en el infierno,
o me ahogue en el tintero,
tratare de escapar de esta austera prisión
hecha por la lógica y la razón.