Hasta cerrar el fluir del aire y el tiempo,
amontono rocas a mi alrededor.
Torre que es un puente con las estrellas,
mi empeño por comprender el transitar
de los sueños y las sombras.
Este rastro de luz ilumina a la noche muerta.
Hoy sé que mar le teme a su nombre,
hay ojos escondidos en el espacio,
mirando desde otro principio,
un mundo destrozado en cada estrella.
Hoy sé que no he nacido
y que mis alas sólo son la sombra
de una grieta ajena.
¿Hay un claro en esta tierra de perversión
donde sin darme cuenta he penetrado?
He soñado viento verde,
un árbol que resucita.
Al besarme un ángel en la mejilla
una parvada de palomas
desgarra el sexo de la tierra.
¡No teman por mí!
¡Si me conocen no me presten ataúdes!
¡No me busquen en sus sombras!
¡Mis golondrinas reviven de hambre
y aquella que he guardado tanto sueño
entre los senos,
ya me está comiendo las carnes!