Me cago en el desencanto, en las mentiras, en el pensamiento mágico, en nuestra capacidad de creer en cosas totalmente inexistentes, en creer nuestras propias mentiras, en inventar, en la modernidad, en nuestros ataques cada vez menos directos y más elaborados, en tener que levantarme cada mañana, en tener que acostarme cada noche, en que no entiendas que no te equivocas tú sino que yo soy el intolerante a todo.