Por siglos me he dedicado a cuidar la vida, me he sentido tan preparada que decidí encarnar en un humano con capacidad de trascender mensajes. Me llamo Tlachixki que significa observadora, soy una venada moteada, amo la libertad y estar con mi familia.
Cada día veo las numerosas nubes que pasan sobre mí, hablo con ellas y las dirijo a las zonas que necesitan agua, solicito permiso a los sotos antes de comerlos, acaricio a las flores y espero su belleza, si veo un animal diminuto dentro de la casa, lo transporto al jardín, preparo los alimentos a mis padres.
Me transformo, desde los diez años, si estoy nerviosa o enojada, puedo sentir los primeros indicios cuando empiezo a sufrir tics en mis piernas y en mis brazos, entonces, debo despedirme y ocultarme antes de que los demás me miren y ya transformada subo colinas y corro entre los arbustos hasta el cansancio. Ahora tengo once años, lo único que puede denunciar mi condición es mi dije de mi tonal que siempre llevo puesto.
Vivimos en el Cerro Hualtepec o del Astillero, Hidalgo. Aquí se embarazó Coatlicue, y nació Huitzilopochtli, quien sacrificó a su hermana Coyolxauhqui y triunfó en batalla contra Centzon Huitznáhua. Aquí, muchos nahuales cohabitamos con los humanos.
Mi madre es una lechuza y mi padre es un águila real. Él conversa más conmigo y me dice que mi condición es destino y debo aceptarlo.
En las tardes, me presento con un maestro nahual que me enseña cómo puedo controlar el poder de transmutarme y escribir mis pensamientos. Todo transcurre como he planeado.
Nací para comunicarme con la naturaleza, yo le hablo al viento y a los demás animales, puedo decir que me entiendo mejor con los animales que con los humanos, por alguna razón cuando me comunico con las personas, terminan entendiendo algo que yo no quiero y, después, ya no hay forma de revertir sus actos.
Hace unos días, unos hombres visitaron a mi padre para proponerle que venda sus tierras que incluyen nuestra
casa, mi padre les ha dicho que no pero, ellos insistieron:
- Además usted, ya está grande, ya es tiempo que se vaya a descansar a otro sitio. Le
recomendamos que lo piense bien. Esta zona tan escarpada puede ser peligrosa para su
edad.
Pero, mi padre no se echó para atrás. Me ha explicado que consentir sería el fin de nuestra historia, el agua, la fauna y la flora de nuestra comarca.
Hoy tuve una clase especial y he entendido lo valiente que es mi padre al enfrentarse a terratenientes al servicio de corporaciones transnacionales. Quiero decirle que lo admiro.
En el camino a la choza observo el cielo extrañamente rojo, el viento se agita incesante, cierro los ojos y una fuerza oscura quiere arrastrarme, percibo días revueltos. Llego y lo primero que veo es a mi mamá herida gravemente sobre una silla del comedor, ahora es una lechuza, apenas la oigo cuando trato de acariciarla:
- Ellos regresaron. Tienes que marcharte.
Me niego a dejarla pero, escucho gritos afuera. Mi padre convertido en un águila junto con tres amigos nahuales que son halcones tratan de alejar a los atacantes, unos hombres armados pero, el jefe de ellos me ve justo cuando me transformo en la venada que siempre he sido y vitorea:
- ¡Jajaja, su hija es una venada moteada! Es rara en esta zona. ¡Qué no escape!
Dos hombres vienen hacía mí. Mi padre me grita que corra. Huyo ahogando mis sollozos. Bajo al pueblo a esconderme, está anocheciendo, todas las viviendas están cerradas, como último recurso entro a la casa de mi maestro, quien tiene su puerta entreabierta. La cierro tras de mí. Él está de espaldas a la entrada. Gira y me reconoce.
Nos comunicamos mentalmente:
- Me persiguen. Ayúdeme, por favor. Van a venir por mí.
Se escuchan fuertes golpes en la puerta. Su morada son dos habitaciones. No hay un espacio donde pueda ocultarme.
- Sólo hay una forma de ayudarte, no encuentro otra manera.
- Acepto lo que sea.
- Será definitivo pero, tu esencia será la misma.
- De acuerdo- Le digo porque no encuentro otra manera de salvar mi vida.
Corta el dije que llevo en el cuello, toma un ramo de pirul, me pone la mano en la cabeza y exclama:
- Todos los elementos pueden ser transmutados de estado, grado, condición, naturaleza y
forma.
Siento que me desmayo en medio de un calor que me sofoca y que mi corazón empequeñece, miro mis brazos que ahora son alas blancas, pero mis pies son garras y mi rostro es el de un ave. Mi desesperación se transforma en zozobra y una mezcla de esperanza y miedo.
El maestro abre la puerta conmigo entre las manos. Los hombres que me siguen preguntan por un ciervo. Él les dice que pueden buscarme.