En un tiempo oscuro y frío
Reflejo de un triste anochecer
Había en la oscuridad un aire raro
Extrañas aureolas
revoloteando en las tinieblas
Que parecían un ejercito de demonios
que solo se ven en pesadillas
Entonces fue cuando la vi
A través
de la mortecina luz de una veladora
En una turbia esquina de mi habitación
Regodeándose como una gran dama
Sabiéndose omnipotente
Con su sonrisa espectral
Que ni la enigmática
"Gioconda" osaría opacar
Su silueta era perfecta
como las estatuas greco romanas
Su presencia destilaba tranquilidad
como un ángel
dormido en mundanas plegarias
Y como una diosa pagana
Que con su hermosa mirada
te condenaba o salvaba
Así me arrodillé ante ella
Ya no loco por las alucinaciones
Sobrecogido ante mi resignación
Ella estaba ahí...
...Solo Para mí
la gran doncella
mi señora negra
La muerte.