Necesitaba el dinero y Alan me invitó. Él ya tenia experiencia, un boletín fantasma no puede ser tan difícil: los anunciantes ni sospechan la estafa.
Once páginas vendidas en tres semanas, celebrar con una buena juerga y movernos a otro sitio. Un mes o dos de libertad. Y luego otro golpe. Excelente. Lo curioso es que ayer le llamaron agradecidos.
La entrega puntual. Los acabados perfectos. Nuevos clientes desde el primer día. Contratos en puerta para todo el semestre. ¿Cómo puede algo salir tan mal cuando sale bien?
No sé en qué momento cruzamos la frontera —me dijo a punto de llorar, o de reír— pero cambiamos de realidad.
Anoche no pude dormir, las cosas que soñé aparecían en el cuarto. Imagínate el escándalo si soñaba con pájaros.
Alan quiere volver a nuestro mundo, donde todavía se puede vivir del fraude y los sueños no amenazan con hacerse realidad.Yo no estoy tan seguro, pensaba alargar las vacaciones o, al menos, imprimir el siguiente boletín...